Isabel Cristina( colaboradora de CMBF,Radio M.N)
FOTOS: BUBY
Un éxito de público constituye la última propuesta de la Compañía Mefisto Teatro. Tony Díaz sigue apostando por el musical. Luego de Cabaret, Huevos y Plácido se lleva a las tablas Chicago, un clásico del género. Creada por Bob Fosse con la colaboración de Fredd Ebb como letrista y John Kander como compositor musical, la historia se ha hecho mundialmente conocida.
Texto y partituras ya han probado su eficacia en múltiples escenarios. Ahora Tony Díaz se adueña de la leyenda de Broadway y la cuenta desde una escena prácticamente desprovista de decorados pero equilibrada y enriquecida con hábiles soluciones escénicas; desde vestuarios que van de lo elegante a lo práctico, de la simpleza a lo más suntuoso. No necesita el texto más recontextualización que el hecho de existir aquí y ahora, gracias a la voluntad y al talento, a pesar de las carencias y los olvidos.
El director también traza un camino propio sobre el cuerpo de actores que se han ido entrenando sobre la escena. Los que hemos seguido la carrera de Mefisto, podemos reconocer en cada función, tras la frescura del baile y la suavidad de las voces, un entrenamiento sostenido que esta vez ha dado sus mejores frutos.
La calidad de las interpretaciones constituye el mayor logro de un espectáculo que se sostiene sobre la fuerza y la limpieza del cuerpo de baile y sobre la caracterización de personajes que actúan de acuerdo a sus intereses. Roxi Hart puede ser puede victimaria y víctima a la vez, Billy Flynn puede ser adorable y/o mezquino, Amos se nos muestra herido pero enamorado. Entrar en esta dinámica resulta un tanto complejo para el actor pues además de defender su personaje debe acoplar con el resto para mantener ese aire radiante y desenfadado del vodevil, la simpatía y la soltura que hace tan popular la pieza.
Creo que todos los intérpretes merecen las palmas, pero si de destacarse se trata merecen alusión, Maylú Hernández en el rol protagónico, Leidis Díaz, quien consigue, a mi juicio, una de las interpretaciones más completas y atractivas. Carlos Pérez Peña aún vestido de celofán logra atrapar todas las miradas. Alejandro Milián se sale del estereotipo del travesti convencional y encarna a una ambigua mujer que seduce al público desde su entrada a escena. Todos los elogios para Yaité Ruíz, quien derrocha energía, dinamismo y esa sustancia extraña que desprenden los grandes actores en el escenario. La sala Tito Junco del Complejo Cultural Bertolt Brecht es, esta vez, una excelente opción para divertirse y para ver triunfar la persistencia de quien tiene un anhelo.