Cautiva La Ribot a los cubanos

Por Mery Delgado

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Sin dudas, uno de los espacios más aplaudidos de la 12ª. Bienal de la Habana ha sido El Ciervo Encantado, como escenario de performer, estructura abierta que permite moverse entre la plástica, el teatro y la danza.

Como colofón de las presentaciones en el pequeño espacio de las calles Línea y 18 en El Vedado capitalino, llegó los días 7 y 8 de junio la reposición del proyecto Más distinguidas remontado por la bailarina y coreógrafa española María La Ribot a la inglesa Ruth Child, a principios de año, a pedido de la joven bailarina.

Construidas como las trece piezas precedentes creadas entre 1993 y 1994 -estas de 1997 son muy breves- comienzan con la intérprete desnuda y en la mayoría de ellas un objeto o prenda de uso cotidiano sirve de motor para las acciones que se desarrollan.

Así comenzaría Ruth Child la función del domingo. Acostada lateralmente y de espalda al público, apoyada la cabeza en su brazo derecho y con el otro moviendo un espejo circular de arriba abajo mostrando todo el frente de su cuerpo de manera fragmentada y mirando fijamente al espectador cuando pasaba frente a su rostro.
El movimiento o su negación son una constante en las Piezas Distinguidas.

El humor impregna también esta serie y permite llevar a cabo un proceso de extrañamiento y disociación entre artista e intérprete que le conduce a comparar su cuerpo al de un pollo desplumado: Sin título III; o a arrastrar el cuerpo hasta la muerte, como en Manual de Uso -No. 20-, una pieza tragicómica en la que el cuerpo se convierte en un aparato cuyas instrucciones de uso le conducen a la asfixia.

Así constantemente cuestiona, moviliza, siente, toca y provoca al espectador, que es incluido como parte de un gran lienzo blanco, donde la intérprete nos va a mostrar cómo interactúa con todos los objetos que aparecen a la vista del público.

Al convertir su cuerpo en un lienzo, Ruth Child escenifica su deseo de fusionar la danza y las artes visuales.
Para ello emplea además otras estrategias que le permiten componer las ideas coreográficas.

Un apagón inesperado en medio de una de las piezas más movidas, hizo que el público solícito encendiera los celulares, y que la Ribot –como directora- disculpara a la bailarina para proseguir con una pieza que no llevaba sonido.
La intérprete no se inmutó y continuó su representación a la luz improvisada por sus colaboradores.

El cierre llegó con la luz y una cerrada ovación para La Ribot y su intérprete Ruth Child.
Nos quedamos con deseos de más, pero eso llegó al otro día en diálogo con la directora, en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas
LA INTERACCIÓN

La Ribot 1

Todos queríamos escuchar a María La Ribot hablar de sus procesos creativos, cómo empezó en solitario, la evolución de su pensamiento coreográfico, entre otros temas, que ella gustosa contestó a especialistas, bailarines, coreógrafos y periodistas

El detonante del diálogo fue la transmisión de la serie Más distinguidas a Ruth Child. Si bien ella no reconoce ser pedagoga, sí asegura le ha gustado dar ese paso con este proyecto, de manera oral y no a través de video.

«Poder recorrer juntas todo el camino de nuevo, tocar los objetos, decirle el contexto en que se realizaron hace 20 años, meterla en el ambiente de su cabeza, sólo así podía lograrse lo que hemos visto, como ese cuerpo se va rellenando de otras cosas que ella misma imagina y siente en esa transición», aseguró.

«Ayer me comentaba que el disparate de ver todos los teléfonos encendidos, para que ella pudiera actuar le dio ganas de llorar, que se emocionó mucho y a mí también», subrayó además La Ribot.

«Esas son cosas que ella tendrá en su retina que ya no pertenecen a la mía, y esas emociones son las que van rellenando la capa de Ruth en un mismo proyecto y eso es lo que me parece importante en la transmisión», agregó.

Enumeró las razones que la llevaron en 1992 a romper con la Danza Contemporánea y su linealidad, y definirse en su trabajo en solitario justamente a partir de Piezas Distinguidas.
«Quería trabajar con la brevedad, hacer fragmentos muy cortos, y organizarlos por series, enumerarlos y valorarlos individualmente como se valora una pieza de arte y colocarlas en el mercado de arte», resumió.

La Ribot se propuso 100 piezas, de las cuales y hasta el momento entregó 34, reunidas en tres series: 13 piezas distinguidas, de 1993; Más distinguidas, de 1997; y Still distinguished, en el año 2000.

Tras la tercera serie, la coreógrafa decidió no crear más piezas y el proyecto distinguido evoluciona hacia un trabajo de espacialización de la memoria que ha ocupado otros formatos, espacios y dimensiones.

El diálogo duró una hora exacta, rico en fundamentaciones de sus procesos, avalados por la crítica y los especialistas del mundo de la danza.