¨ ADRIA ,TODAVÍA RECUERDO TU ÚLTIMO ABRAZO¨

TEXTO:  JUAN PIÑERA

Este comentario es uno de aquellos que uno nunca hubiera querido haber escrito, y nosotros, tener la necesidad de leer.

 

Así inicia el autor de estas líneas su evocación por la actriz Adria Santana, recientemente fallecida.     

 

Recordar a la artista conlleva, para este comentarista, realizar un viaje en el tiempo hacia los inicios de la Escuela Nacional de Arte, cuando muchos jóvenes de la Isla llegaron a la institución para poblarla de talento.

 

Algunos de aquella primera generación de estudiantes serían los protagonistas de nuestra cultura en los años venideros, y Adria Santana fue uno de ellos, al brillar en el cine, la televisión y, de manera muy particular, en el teatro.

 

Todavía la recordamos en los dilatados quizás, excesivamente dilatados trabajos productivos de la ENA en la Isla de la Juventud, durante meses y más meses, recogiendo toronjas, sembrando gandul, chapeando las malas hierbas y, después de una larga jornada de trabajo, ensayando una obra de teatro con sus condiscípulos.

 

Así fue durante sus cuatro años de estudios en la ENA, y así fue también su disciplina y entusiasmo por aquellos tiempos, que luego trasladaría al día a día de su profesión.

                                                          

Porque, una de las tantas virtudes que tuvo, y seguirá teniendo Adria Santana por siempre, es el haber mantenido incólumes, esa honesta, sabia y orgánica confluencia entre aquella disciplina y aquel entusiasmo iniciales para con toda manifestación escénica en la que trabajó en su brillante carrera.  

 

 

A esta primera actriz jamás se le podrá olvidar en aquel admirable monólogo Las Penas Saben Nadar, o en los varios personajes que bordó para la puesta en escena de Vagos Rumores, o la espléndida Cecilia que nos regaló en Parece Blanca.

 

Y al mencionar estos títulos, la presencia del maestro Abelardo Estorino en el comentario se hace imprescindible, ya que el teatro, hizo de ellos una sólida e indestructible familia, pues, tanta unión existió que fueron una sola persona.

 

Ambos elevaron el teatro en momentos en que la banalidad se hacía casi omnipresente, y su rigor son ejemplo para todos, sean artistas de la escena o no.

 

Ahora que ya no estás y con todas las ganas de vivir que tenías Adria Santana, nos queda el recuerdo de todas las vidas que nos ofreciste y nos hiciste cómplices con tus personajes.

 

     Y también, la memoria de aquellos años juveniles en la Escuela Nacional de Arte donde te forjaste, para luego formar a tu público.

 

 

           

 

 

Este c

 

 

   

 

 

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universoculturalcubano

Soy periodista de CMBF Radio Musical Nacional

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